COMUNICADO SOBRE EL PROYECTO DE LEY 339/2023C
Conozca comunicado sobre el proyecto de ley 339 / 2023C «Por medio de la cual se transforma el sistema de salud y se dictan otras disposiciones».
Conozca comunicado sobre el proyecto de ley 339 / 2023C «Por medio de la cual se transforma el sistema de salud y se dictan otras disposiciones».
Gezer Ş, Köle E, Aksoy L. Vaginal micronized progesterone versus the levonorgestrel-releasing intrauterine system for treatment of non-atypical endometrial hyperplasia: A randomized controlled trial. Int J Gynaecol Obstet. 2022 Dec 16. doi: 10.1002/ijgo.14632.
Objetivo: Comparar la seguridad y la efectividad de la administración de progesterona natural micronizada frente al uso del dispositivo intrauterino liberador de levonorgestrel, para el tratamiento de las mujeres con hiperplasia endometrial sin atipias.
Diseño: Ensayo clínico controlado. Se generó la secuencia aleatoria por computador y se realizó ocultamiento de la asignación mediante el uso de sobres opacos sellados consecutivos numerados. Dada la naturaleza de la intervención no fue factible enmascarar al participante ni al personal, no obstante se enmascaró al evaluador de resultados (médico patólogo). El protocolo del estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Kocaeli (protocolo número KIA 2017/407) y la Junta de Revisión Institucional. Todas las mujeres brindaron consentimiento informado por escrito.
Escenario clínico: Las participantes fueron reclutadas en el hospital universitario de Kocaeli, Turquía, institución de alto nivel de complejidad centro de referencia. El periodo de reclutamiento se extendió del 20 de junio de 2019 hasta el 01 de diciembre de 2020.
Participantes: Se reclutaron mujeres premenopáusicas de 18 a 55 años de edad con ciclos menstruales irregulares y en quienes se documentó el hallazgo de endometrio irregular o aumentado de espesor para la edad al examen ecográfico. Todas las potenciales candidatas fueron llevadas a biopsia endometrial en donde se confirmó hiperplasia endometrial sin atipias. Por su parte, el estado premenopáusico se confirmó mediante los niveles séricos de la hormona estimulante del folículo (FSH). Se excluyeron pacientes con neoplasia intraepitelial endometrial o con cualquier otro tipo de hallazgo sugestivo de cáncer endometrial. También se excluyeron participantes alérgicas a los progestágenos o con hepatopatía conocida, enfermedad coronaria, trastorno de la coagulación o con antecedente familiar de cáncer de mama.
Intervención: La intervención consistió en administrar tabletas de progesterona micronizada a dosis de 200 mg día por vía vaginal, durante 12 días (entre los días 14 y 25 del ciclo menstrual) durante 3 meses. Los comprimidos se administraron por la noche antes de acostarse. Por su parte, el grupo control se asignó a utilizar el dispositivo intrauterino de levonorgestrel el cual se insertó durante la primera visita, verificando su adecuada posición en cada visita de seguimiento mediante ecografía transvaginal. El dispositivo utilizado, liberó 20 μg de levonorgestrel al día.
Desenlaces Críticos Evaluados2: Los desenlaces críticos evaluados fueron la proporción de pacientes en quienes se documentó regresión de la hiperplasia endometrial (evaluada mediante biopsia endometrial oficinal al tercer mes de seguimiento) y la satisfacción con el tratamiento (evaluado con el cuestionario de impacto de la menorragia). Es prudente anotar, que el resultado del espécimen histológico fue informado acorde a la clasificación de hiperplasia endometrial de la OMS de 2014, siendo interpretado por un patólogo con entrenamiento formal en patología ginecológica.
Resultados: Durante el periodo de estudio, 144 participantes cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. De esta forma, 72 fueron aleatorizadas al brazo de progesterona natural micronizada e igual cantidad al grupo de dispositivo intrauterino de levonorgestrel, con seis pérdidas al seguimiento en el grupo experimental y ninguna en el grupo control. La edad promedio de las participantes fue de 45 años y en su mayoría, se trató de mujeres multíparas con sobrepeso y antecedente de hipertensión, diabetes, asma, patología tiroidea o cardíaca. A partir de este estudio se pudo establecer que, cuando se compara frente al uso del dispositivo intrauterino de levonorgestrel, la administración de progesterona natural micronizada vía vaginal quizás se asocia con una proporción similar de participantes que experimentan regresión de la hiperplasia endometrial (Razón de Riesgos [RR] 1.07; IC del 95% 0.97 a 1.18) con poca o ninguna diferencia en la frecuencia de satisfacción con la terapia (RR 0.99; IC del 95% 0.89 a 1.09).
Calidad de la Evidencia3: El estudio posee varias fortalezas metodológicas. Se implementó un método válido para generar la asignación aleatoria, al tiempo que se realizó efectivamente el ocultamiento de la asignación4,5. Aspectos que hacen al estudio poco proclive al sesgo de selección. Por otra parte, se presentaron pocas pérdidas al seguimiento, se realizó enmascaramiento del evaluador de desenlaces, se realizó análisis por intención a tratar y dado que, el estudio se adhiere a un protocolo de investigación previamente definido, es poco susceptible al sesgo de datos incompletos, sesgo de detección, reporte selectivo o de otras amenazas a la validez4. No obstante, la evidencia tiene una falencia sustancial4,5: preocupa la ausencia de enmascaramiento del personal y del participante, lo que hace al estudio susceptible a sesgo de desempeño4,5. Es por ello, que con base en lo expuesto y acorde a la metodología GRADE, podríamos considerar que contamos con evidencia de moderada calidad5.
Conclusiones:
Evidencia de moderada calidad, sugiere que, cuando se compara frente al uso de dispositivo intrauterino de levonorgestrel, la administración de progesterona natural micronizada quizás se asocia con una proporción similar de participantes que experimentan regresión de la hiperplasia endometrial, con poca o ninguna diferencia en la frecuencia de satisfacción con la terapia.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
Referencias
Abril-Coello R, Correyero-León M, Ceballos-Laita L, Jiménez-Barrio S. Benefits of physical therapy in improving quality of life and pain associated with endometriosis: A systematic review and meta-analysis. Int J Gynaecol Obstet. 2022 Dec 26. doi: 10.1002/ijgo.14645.
Objetivo: Evaluar la efectividad de la terapia física para el manejo de las pacientes con diagnóstico de endometriosis.
Diseño: Revisión sistemática de la literatura. Se incluyeron ensayos clínicos controlados y estudios no aleatorios controlados. La búsqueda se actualizó el 30 de marzo de 2022 y se realizó en bases de datos electrónicas (PubMed/MEDLINE, Embase, CINAHL, PEDro, Web of Science y CENTRAL). La selección de los estudios, la extracción de datos y el análisis del riesgo de sesgo, se realizó de forma independiente por dos autores; las discrepancias se resolvieron mediante consenso. Se evaluó el riesgo de sesgo utilizando los dominios del instrumento RoB y PEDro modificado de diez puntos.
Escenario clínico: Para esta revisión se recuperaron seis estudios, los cuales fueron conducidos en países de medianos y altos ingresos tales como China, Brasil, Egipto e Italia.
Participantes: Los estudios incluidos reclutaron mujeres mayores de 18 años con diagnóstico de endometriosis confirmado por laparoscopia, laparotomía, ecografía transvaginal o resonancia magnética, a quienes se les realizó tratamiento conservador no farmacológico (v.g. terapia manual, electroterapia, ejercicio terapéutico con o sin educación del paciente) para el manejo de los síntomas de su enfermedad. Se excluyeron estudios que proporcionaron terapias alternativas como acupuntura, homeopatía, reiki o reflexología.
Intervención: La intervención fue heterogénea entre los estudios, no obstante, en términos generales ésta consistió en implementar una técnica de relajación muscular progresiva con duración de 12 semanas, basada en el programa clásico de relajación muscular de Jacobson; participar en un programa de yoga en sesiones de dos horas dos veces por semana; asistir a una consejería grupal de autocuidado basado en el modelo de Orem durante siete sesiones semanales de 60 a 90 minutos; acudir a terapia láser NdYAG con emisión pulsada (1064 nm), potencia pico de 3 kW, fluencia de densidad de energía de 810 a 1780 mJ/cm2, duración de pulso de 120–150 ls y ciclo de trabajo de 0,1 %, con una frecuencia de 10–40 Hz; recibir electroterapia con un dispositivo de estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS) con frecuencia de 85 Hz y duración del pulso de 75 ms a intensidad 10, 20 o 30 mA, o bien, el inicio de terapia física de piso pélvico basada en cinco sesiones 30 minutos cada una en las semanas 1, 3, 5, 8 y 11. En cada sesión, las mujeres se sometieron a un masaje Thiele. Por su parte el grupo control recibió no intervención o tratamiento habitual.
Desenlaces Críticos Evaluados2: Los desenlaces de interés fueron la intensidad del dolor (evaluada por escala análoga visual, calificación numérica o de intensidad del dolor) y la calidad de vida posterior a la intervención (implementando el instrumento Short-Form-36, EHP-30 o la versión abreviada EHP-5).
Resultados: Se incluyeron seis estudios con 391 participantes, conducidos entre 2012 y 2021, sin que los autores de la revisión especifiquen cuáles fueron auspiciados por la industria. Se reclutaron mujeres mayores de 18 años, con edad comprendida entre los 15 y 50 años, diagnóstico de endometriosis infiltrativa profunda acorde a los criterios del Grupo Internacional de Análisis de Endometriosis Profunda (IDEAG), o diagnóstico de endometriosis leve a moderada acorde a la clasificación revisada de endometriosis de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva. Dos estudios específicamente reclutaron mujeres con tratamiento hormonal continuo durante al menos 3 meses. Todas las participantes adicionalmente manifestaron dolor pélvico con o sin dispareunia profunda o dismenorrea. Se excluyeron mujeres con historia previa o actual de patología maligna; diabetes mellitus; hemorragia uterina anormal no explicada; patología cardiaca o neurológica; prolapso de órganos pélvicos; anomalías congénitas o adquiridas; antecedente de abuso sexual, ansiedad o depresión; déficit cognitivo o infección genitourinaria. Basados en los resultados de esta revisión se puede concluir que, cuando se compara frente al grupo control, la administración de fisioterapia quizás se asocia con una menor intensidad del dolor (Diferencia de Medias estandarizada (DME) -0.89 puntos, Intervalo de Confianza del 95% (IC95%) -0.57 a -1.21) y con mejores puntajes en la escala de calidad de vida (DME -1.45 puntos, IC95% -0.70 a -2.20)
Calidad de la Evidencia: La revisión sistemática posee algunas fortalezas metodológicas. Se realizó una búsqueda amplia de la literatura, la selección, extracción de datos y evaluación de riesgo de sesgo se realizó por duplicado, se proporcionaron las características de los estudios incluidos, al tiempo que se declararon los conflictos de interés por parte de los autores de la revisión3. No obstante, la evidencia posee algunas limitaciones que afectan nuestra confianza en el efecto4,5. Al respecto, algunos estudios presentan alto riesgo de sesgo para los dominios generación de la secuencia aleatoria, enmascaramiento de los participantes, del personal y del evaluador de resultados4,5. Por otra parte, también preocupa la presencia de heterogeneidad sustancial, la cual no pudo ser explicada por los análisis de subgrupos5. Por todo ello y con base a lo expuesto, podemos afirmar que nos encontramos ante evidencia de baja calidad acorde a la metodología GRADE5.
Conclusiones: Evidencia de baja calidad sugiere que, cuando se compara frente al grupo control, la terapia física en pacientes con diagnóstico de endometriosis, quizás se asocia con una menor intensidad del dolor y con mejores puntajes en la escala de calidad de vida. Las conclusiones de esta revisión deben ser tomadas con cautela en virtud de las limitaciones de la evidencia.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
Referencias
ACOG Committee Statement No. 3 Author Information Obstetrics & Gynecology: December 2022 – Volume 140 – Issue 6 – p 1083-1089 doi: 10.1097/AOG.0000000000004999
Los médicos tienen la obligación ética de fomentar una alianza terapéutica con sus pacientes. Si la relación terapéutica se vuelve tensa, los médicos deben intentar resolver el conflicto, cuando sea posible, a través de una discusión intencional entre el médico y el paciente o mediante un mediador externo. Si el regreso a una relación terapéutica no es posible o no es deseable para ambas partes, poner fin a la relación médico-paciente puede ser la mejor opción para el paciente y el médico. Esta declaración del comité proporciona un marco ético para gestionar los conflictos médico-paciente y herramientas basadas en evidencia e intervenciones interpersonales para ayudar a reconstruir una conexión significativa con los pacientes. También se proporciona orientación para la terminación ética de la atención cuando no se puede restablecer la alianza terapéutica, incluidas las responsabilidades institucionales con los pacientes y los médicos.
Con base en los principios descritos en esta Declaración del Comité, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) hace las siguientes recomendaciones y conclusiones:
Los médicos tienen el compromiso de seguir su mejor juicio médico, promover los mejores intereses del paciente y fomentar la confianza del público en la profesión médica. Dado el desequilibrio de poder inherente dentro de la relación médico-paciente, los conflictos entre pacientes y médicos deben manejarse con empatía y profesionalismo en todo momento. Los médicos tienen el deber ético de intentar resolver tales conflictos para restaurar la relación terapéutica cuando sea posible.
Las prácticas de atención centradas en el paciente y las técnicas de comunicación que se recomiendan para ayudar a prevenir y manejar el conflicto médico-paciente incluyen a) fomentar conexiones significativas durante el encuentro clínico, b) establecer y restaurar la confianza, y c) construir y restaurar una relación médico-paciente eficaz. Cuando sea posible, la resolución de conflictos debe implicar la exploración de las razones detrás del conflicto, el establecimiento de expectativas realistas y la articulación clara de los objetivos de la atención, así como la gama de posibles resultados.
Cuando no es posible llegar a una decisión mutuamente aceptable a través de una comunicación centrada en el paciente, se puede considerar la mediación formal con un tercero, como un mediador, un ombudsperson o una consulta de ética clínica, para ayudar a resolver el conflicto médico-paciente.
En situaciones clínicamente agudas, puede ser necesario continuar la relación médico-paciente cuando, de otro modo, podría haber terminado. Los médicos no deben comprometer su propia seguridad y bienestar, la seguridad y el bienestar de su personal o de otros pacientes, o su juicio profesional para cumplir con las solicitudes de los pacientes.
Cuando no se puede restablecer la alianza terapéutica, la relación médico-paciente debe terminarse de manera respetuosa, optimizando la continuidad de la atención y la seguridad del paciente, y siguiendo las leyes estatales y los reglamentos de la junta médica estatal con respecto a la notificación por escrito, la atención de emergencia, y referencias.
Médicos e instituciones deben tener políticas que reconozcan el espectro de conflictos potenciales, ayuden a garantizar que los conflictos se manejen de manera no discriminatoria y equilibren las responsabilidades institucionales hacia los pacientes a los que atienden con sus responsabilidades hacia sus médicos y otro personal.
Los médicos tienen la obligación ética de fomentar una alianza terapéutica con sus pacientes. La confianza y el respeto son los pilares de esta alianza terapéutica. Como en todas las interacciones humanas, pueden surgir conflictos entre pacientes y médicos. En el entorno clínico, los conflictos pueden surgir por diversas razones, incluidos los desacuerdos sobre el diagnóstico y los planes de tratamiento; diferentes expectativas; una falla en la comunicación; desacuerdos o incumplimiento del plan terapéutico; citas perdidas repetidas; falta de pago de facturas; conflictos de creencias culturales, religiosas u otras creencias personales (p. ej., rechazo consciente de atención médica [1], rechazo de atención médica por parte del paciente por motivos religiosos); y comportamiento disruptivo o abusivo por parte de los pacientes.
Algunos médicos pueden identificar la fuente del conflicto como el “paciente difícil”. Sin embargo, es más exacto considerar el conflicto como el resultado de una relación difícil entre el paciente y el médico. Para la mayoría de los conflictos, es deseable intentar restaurar una relación terapéutica incluso cuando puede ser difícil hacerlo. Algunas situaciones hacen que la terminación de la relación médico-paciente no solo sea razonable, sino necesaria. Esta declaración del comité proporciona un marco ético para manejar los conflictos médico-paciente y herramientas basadas en evidencia e intervenciones interpersonales para ayudar a reconstruir una conexión significativa con los pacientes. También se proporciona orientación para la terminación ética de la atención cuando no se puede restablecer la alianza terapéutica, incluidas las responsabilidades institucionales con los pacientes y los médicos. En publicaciones separadas del ACOG (2–6) se brindan más detalles sobre las estrategias para promover la comunicación efectiva entre el médico y el paciente y la toma de decisiones compartida para minimizar el conflicto entre el médico y el paciente.
Continúa …
Page AS, Verbakel JY, Verhaeghe J, Latul YP, Housmans S, Deprest J. Laser versus sham for genitourinary syndrome of menopause: A randomised controlled trial. BJOG. 2022 Nov 8. doi: 10.1111/1471-0528.17335.
Objetivo: Evaluar la seguridad y la efectividad del uso de láser CO2 para el manejo del síndrome genitourinario durante la menopausia.
Diseño: Ensayo clínico controlado. Se generó la secuencia aleatoria por computador y se realizó ocultamiento de la asignación mediante el uso de un programa estadístico que encriptaba la información. Se enmascaró a los participantes y al personal, implementando para ello el uso de un dispositivo cuya programación y ajustes generó un ruido similar al que produce un láser activado. El protocolo del estudio fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación Clínica de la UZ Leuven, Bélgica. Todas las mujeres brindaron consentimiento informado por escrito.
Escenario clínico: Las pacientes fueron reclutadas en el hospital universitario de Lovaina, Bélgica, institución de alto nivel de complejidad centro de referencia. El periodo de reclutamiento se extendió del 01 de agosto de 2019 hasta el mes de febrero de 2020.
Participantes: Se incluyeron mujeres mayores de 18 años, con dos o más síntomas moderados a severos sugestivos de síndrome genitourinario (v.g. sequedad vaginal, prurito, ardor, dispareunia y disuria). Se excluyeron pacientes infección urogenital aguda o recurrente, con prolapso grado 3 o más acorde al Sistema de Cuantificación de Prolapso de Órganos Pélvicos (POPQ) y usuarias activas de terapia de reemplazo hormonal, humectantes, lubricantes o medicamentos homeopáticos. También se excluyeron pacientes con antecedente de fisioterapia para trastorno del piso pélvico, previamente expuestas a láser vaginal o con cualquier condición que pudiese interferir con la administración de la intervención.
Intervención: Tanto las aplicaciones vaginales con láser como aquellas simuladas (grupo control) se administraron en un entorno ambulatorio, sin que se proporcionara anestesia. Un operador previamente entrenado utilizó láser de CO2 microablativo fraccionado. La participante se colocó en posición de litotomía y previa especuloscopia, se realizó limpieza de las secreciones vaginales con un hisopo seco, para posteriormente insertar una sonda vaginal la cual se giró durante el procedimiento para proporcionar una exposición de 360° de la vagina. Para el grupo de mujeres asignadas a la intervención, el láser se fijó a 30W, con un tiempo de permanencia de 1.000ms, espacio entre puntos de 1.000 mm y una pila inteligente de 2.0. Para el grupo control, el dispositivo se ajustó a mínima energía (0.5 W) con similares características para el resto de la intervención.
Desenlaces Críticos Evaluados2: Los desenlaces críticos evaluados fueron el cambio en la severidad de los síntomas, la satisfacción de la participante con el tratamiento proporcionado, el efecto de la terapia sobre la función sexual femenina (evaluado con el cuestionario específico de función sexual femenina), el grado de molestia y los efectos adversos asociados a la intervención.
Resultados: Durante el periodo a estudio, 60 participantes cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. De esta forma, 30 fueron aleatorizadas al brazo de láser CO2 e igual cantidad al grupo control, con una pérdida al seguimiento en cada grupo. La edad promedio de las mujeres fue de 56 años y en su mayoría, se trató de participantes con seis o más años de síntomas menopáusicos, no fumadoras (90%), previamente no expuestas a terapia de reemplazo hormonar (93%). En el 70% de las participantes, el inicio de la menopausia se dio de forma espontánea o no iatrogénica.
A partir de este estudio se pudo establecer que, cuando se compara frente al grupo control, la terapia láser quizás se asocia con poco o ningún efecto sobre el cambio en la severidad de los síntomas (puntuación grupo intervención al inicio 2.86 ± 0.35 frente a 2.17 ± 0.93 al término del tratamiento versus puntuación grupo control al inicio 2.90 ± 0.31 frente a 2.52 ± 0.78 al finalizar la intervención; valor de p=0.13). El uso de láser aparentemente tampoco mejoró la función sexual (3.51 ± 6.22 versus 3.14 ± 7.71; valor de p>0.05), ni la satisfacción de la participante con el cuidado recibido (Razón de Riesgos [RR] 1.20; IC del 95% 0.61 a 2.32). No se reportaron eventos adversos serios en la población a estudio y tan solo cinco mujeres optaron por repetir la terapia con láser; las demás prefirieron uno o más tratamientos alternativos.
Calidad de la Evidencia3: El estudio posee varias fortalezas metodológicas. Se implementó un método válido para generar la asignación aleatoria, al tiempo que se realizó efectivamente el ocultamiento de la asignación4,5. Aspectos que hacen al estudio poco proclive al sesgo de selección. Por otra parte, se presentaron pocas pérdidas al seguimiento, se realizó enmascaramiento de los participantes y del personal, se realizó análisis por intención a tratar y dado que, el estudio se adhiere a un protocolo de investigación previamente definido, es poco susceptible al sesgo de datos incompletos, sesgo de desempeño, detección, reporte selectivo o de otras amenazas a la validez4. No obstante, la evidencia tiene una falencia sustancial4,5: preocupa la precisión de los resultados, manifiesta en la amplitud de los intervalos de confianza, lo que suponen la existencia de imprecisión4,5. Es por ello, que con base en lo expuesto y acorde a la metodología GRADE, podríamos considerar que contamos con evidencia de baja calidad5.
Conclusiones:
Evidencia de baja calidad, sugiere que, cuando se compara frente al grupo control, la terapia láser quizás produce poco o ningún efecto sobre la severidad de los síntomas, la función sexual femenina o la satisfacción de la participante con el cuidado recibido en mujeres con síndrome genitourinario. Se requieren más estudios que evalúen la seguridad y la efectividad de esta intervención.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
Referencias
van Weelden WJ, Birkendahl PB, Lalisang RI, IntHout J, Kruitwagen RFPM, Romano A, Pijnenborg JMA. The effect of progestin therapy in advanced and recurrent endometrial cancer: A systematic review and meta-analysis. BJOG. 2022 Oct 20. doi: 10.1111/1471-0528.17331.
Objetivo: Evaluar la seguridad y la efectividad de la terapia a base de progestinas para el manejo de las pacientes con cáncer endometrial avanzado o recurrente.
Diseño: Revisión sistemática de la literatura. Se incluyeron ensayos clínicos controlados y estudios no aleatorios controlados, la búsqueda se actualizó el 31 de diciembre de 2020 y se realizó en bases de datos electrónicas (MEDLINE, Embase y CENTRAL). La pesquisa también abarcó la consulta con expertos en la materia y búsqueda en bola de nieve. La selección de los estudios, la extracción de datos y el análisis del riesgo de sesgo, se realizó de forma independiente por dos autores; las discrepancias se resolvieron mediante consenso. Se evaluó el riesgo de sesgo utilizando los dominios del instrumento RoB-2 y ROBINS-I para los ensayos clínicos y estudios no aleatorios controlados.
Escenario clínico: Para esta revisión recuperaron 26 estudios, los cuales fueron conducidos en países de altos y medianos ingresos.
Participantes: Los estudios incluidos reclutaron mujeres mayores de 18 años con diagnóstico confirmado de cáncer endometrial avanzado (v.g. estadio FIGO III-IV) o recurrente, no susceptible de control con cirugía y/o radioterapia. Se excluyeron participantes con sarcoma del estroma endometrial o que recibieron terapia combinada.
Intervención: Se administró acetato de medroxiprogesterona a dosis de 160 a 500 miligramos (mg) día; caproato de hidroxiprogesterona de 150 a 1.000 mg por semana; acetato de megestrol a dosis de 40 a 800 mg/día; dimetisterona 300mg diarios o medrogestona 600mg día. Por su parte, el grupo control recibió irosustat 40mg día (v.g. inhibidor de la sulfatasa de esteroides) o tamoxifeno a dosis de 20 mg cada 12 horas.
Desenlace Crítico Evaluado2: Los desenlaces de interés fueron la tasa de respuesta global (ORR) y de beneficio clínico (CBR), la incidencia de eventos adversos asociados a la terapia, la supervivencia global (SG) y la supervivencia libre de progresión (SLP). Se consideró ORR como la proporción de pacientes en quienes se observó respuesta completa o parcial, en tanto que se definió CBR como la proporción de pacientes con respuesta y con enfermedad estable.
Resultados: Se incluyeron 26 estudios con 1.639 participantes, los estudios fueron conducidos entre 1965 y 2017, sin que los autores de la revisión especifiquen cuales fueron auspiciados por la industria. Se reclutó mujeres mayores de 18 con edad comprendida entre los 60 y 79 años, quienes tenían diagnóstico establecido de carcinoma endometrial de bajo grado (rango promedio 26 a 100%), predominantemente no expuestas a terapia sistémica previa (<10% de las participantes) y estado funcional GOG de 0, 1 o 2 (equivalente a una puntuación de Karnofsky del 50 % o mejor). Se excluyeron participantes con metástasis conocida de sistema nervioso central; historia de arritmia cardíaca; uso concomitante de inhibidores de la anhidrasa carbónica-II; contraindicación conocida para el uso de progestágenos; antecedente de evento tromboembólico arterial o venoso activo o hipertensión no controlada.
Basados en los resultados de esta revisión se puede concluir qué, cuando se compara frente al grupo control, la administración de progestágenos quizás se asocia con una tasa de respuesta global del 30% (IC del 95% 25 a 36%) junto a una tasa de beneficio clínico cercana al 53% (IC del 95% 42 a 61%). La frecuencia de eventos adversos leves asociados a la terapia fue del 28% en tanto que la proporción de pacientes con toxicidad grave ascendió al 6.5%. El evento adverso serio más común (2.5%) fue el desarrollo de un evento tromboembólico. La sobrevida global osciló entre 2.8 y 57 meses, según la respuesta inicial a los progestágenos. En los pacientes que respondieron, el rango de sobrevida global osciló entre 7 y 59 meses y para participantes con enfermedad estable, fue de 6.3 a 42.0 meses frente a 2.8 a 9.1 meses cuando se trató de pacientes con enfermedad progresiva. La sobrevida libre de progresión osciló entre 2.5 y 10 meses.
Calidad de la Evidencia: La revisión sistemática posee algunas fortalezas metodológicas. Se realizó una búsqueda amplia de la literatura, la selección, extracción de datos y evaluación de riesgo de sesgo se realizó por duplicado, se proporcionaron las características de los estudios incluidos, al tiempo que se declararon los conflictos de interés por parte de los autores de la revisión3. No obstante, la evidencia posee algunas limitaciones que afectan nuestra confianza en el efecto4,5. Al respecto, algunos estudios presentan alto riesgo de sesgo para los dominios selección de los participantes, clasificación y desviación de la intervención4,5. Por otra parte, también preocupa la presencia de heterogeneidad sustancial, la cual no pudo ser explicada por los análisis de subgrupos5. Por todo ello y con base a lo expuesto, podemos afirmar que nos encontramos ante evidencia de baja calidad acorde a la metodología GRADE5.
Conclusiones: Evidencia de baja calidad sugiere que, la administración de progestágenos quizás representa una alternativa para el manejo de las pacientes con cáncer endometrial avanzado o recurrente. La administración de esta terapia podría impactar la tasa de respuesta global, la tasa de beneficio clínico, la sobrevida global y la sobrevida libre de progresión. Las conclusiones de esta revisión deben ser tomadas con cautela en virtud de las limitaciones de la evidencia.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
Referencias
Desde mayo de 2022, se han notificado más de 6900 casos de infección por el virus de la viruela del simio en 52 países. La Organización Mundial de la Salud planea cambiar el nombre del virus y sus clados para reducir el estigma. Hasta el 5 de julio de 2022, se han notificado 556 casos en 33 estados de EE. UU. y el Distrito de Columbia. Los casos iniciales estaban asociados a viajes; sin embargo, la transmisión de persona a persona ahora ocurre a nivel nacional. El contacto piel con piel estrecho y sostenido, incluso durante la actividad sexual, parece ser el principal modo de transmisión. El riesgo de transmisión comunitaria generalizada sigue siendo bajo; sin embargo, la identificación rápida de la infección por el virus de la viruela del simio y el aislamiento de las personas afectadas es fundamental para prevenir una mayor transmisión. La mayoría de los casos, pero no todos, han ocurrido en hombres; algunas infecciones han comenzado con lesiones anogenitales y pueden confundirse con infecciones de transmisión sexual comunes. Para facilitar un diagnóstico rápido y preciso de la infección por el virus de la viruela del simio, los obstetras y ginecólogos (ob-ginecólogos) en los Estados Unidos deben preguntar sobre antecedentes de viajes recientes y nuevas úlceras o lesiones y realizar una inspección visual minuciosa de la piel y las mucosas (bucal, genital, área perianal) en pacientes que presentan una nueva erupción.
Los obstetras y ginecólogos deben familiarizarse con la apariencia de las lesiones de viruela del simio y saber a quién llamar para informar un caso sospechoso, cómo y cuándo realizar la prueba del virus de la viruela del simio y cómo aconsejar a los pacientes. En el caso de un caso sospechoso, los obstetras y ginecólogos deben seguir las pautas de control de infecciones para prevenir la transmisión y hacer recomendaciones para evitar una mayor propagación en la comunidad. Este artículo describe el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de la infección por el virus de la viruela del simio, la infección por el virus de la viruela del simio durante el embarazo y las implicaciones para la práctica de ginecología y obstetricia en los Estados Unidos.
El virus de la viruela del mono recibió su nombre después de que se descubrió por primera vez en monos de laboratorio en 1958. Sin embargo, ha habido un llamado reciente para cambiar el nombre del virus para reducir el estigma, y la Organización Mundial de la Salud planea cambiar el nombre del virus y sus clados. El virus de la viruela del mono es un ortopoxvirus y presenta características similares a las de la viruela o el virus de la viruela. El virus de la viruela del mono tiene dos cepas diferentes, los clados de África occidental y la cuenca del Congo, y el último está asociado con una enfermedad más grave y una mayor letalidad. El primer caso humano de infección por el virus de la viruela del simio se informó en 1970 en la República Democrática del Congo. Aunque el virus de la viruela del simio es endémico en varios países de África central y occidental, los casos recientes se han relacionado con viajes a países donde el virus de la viruela del simio no se presenta naturalmente.
Continúa …
Yao N, Fu S, Wu Y, Tian Z, Feng Y, Li J, Luo X, Yang Y, Ji F, Chen Y, Liu J, Zhao Y, Chen T. Incidence of mother-to-child transmission of hepatitis B in relation to maternal peripartum antiviral prophylaxis: A systematic review and meta-analysis. Acta Obstet Gynecol Scand. 2022 Nov;101(11):1197-1206. doi: 10.1111/aogs.14448.
Objetivo: Establecer la incidencia de transmisión vertical para el virus de la Hepatitis B acorde al tipo de intervención farmacológica administrada a la gestante.
Diseño: Revisión sistemática de la literatura. Se incluyeron ensayos clínicos controlados en paralelo y estudios no aleatorios, la búsqueda se actualizó el 13 de junio de 2022 y se realizó en bases de datos electrónicas (MEDLINE, Embase, Infraestructura Nacional de Conocimiento de China y CENTRAL). La pesquisa se extendió a ClinicalTrials.gov al tiempo que también abarcó búsqueda en bola de nieve. La selección de los estudios, la extracción de los datos y el análisis del riesgo de sesgo, se realizó de forma independiente por dos autores; las discrepancias se resolvieron mediante consenso y se evaluó el riesgo de sesgo utilizando los dominios del instrumento RoB sugerido por el grupo Cochrane para los experimentos y la escala de Newcastle-Ottawa para los estudios no aleatorios.
Escenario clínico: La búsqueda de la literatura recuperó 300 estudios, los cuales fueron conducidos en países de altos, medianos y bajos ingresos tales como Alemania, Australia, Arabia Saudita, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, India, Indonesia, Japón, Kenia, Reino Unido, Singapur, Suecia, Tailandia, Taiwan y Turquía entre otros.
Participantes: Mujeres gestantes con infección crónica por el virus de la Hepatítis B, definida como la presencia de antígeno de superficie de Hepatitis B [HBsAg] positivo por seis o más meses.
Intervención: La intervención consistió en la administración de vacuna contra la Hepatitis B en el neonato (sin intervención materna), el uso de inmunoprofilaxis combinada (v.g. vacuna contra la Hepatitis B en el neonato con la administración simultánea de inmunoglobulina G para Hepatitis B) o bien, el inicio de terapia antiviral periparto más inmunoprofilaxis infantil combinada. Por su parte, el grupo control no recibió intervención (grupo sin profilaxis).
Desenlace Crítico Evaluado2: Para esta revisión, el desenlace de interés fue la incidencia de transmisión maternoinfantil definida como la detección de HBsAg o ADN para el virus de la hepatitis B en el lactante entre los 6 y los12 meses de edad.
Resultados: Se recuperaron 300 estudios con 63.293 binomios. Los estudios fueron conducidos entre 1983 y 2022, sin que los autores de la revisión mencionen las fuentes de financiación. Los estudios reclutaron mujeres de 15 a 45 años con antígeno de superficie de Hepatitis B positivo por seis o más meses, quienes asistian al servicio de obstetricia y ginecología de las entidades participantes y cuya condición de base se conocía previamente o que se detectó durante el cribado prenatal. Se excluyeron gestantes con coinfectadas con VIH o otros agentes virales. A partir de los resultados de esta revisión se puede establecer que, la incidencia de transmisión vertical de Hepatitis B alcanza el orden del 31.3% (Intervalo de Confianza [IC] 95% de 15.8% a 49.3%) cuando no se administra ningún tipo de intervención. Riesgo mayor al observado cuando se compara frente al grupo que recibe la vacuna contra la Hepatitis B (11.2% IC 95% 8.9% a 13.6%), inmunoprofilaxis combinada (8.1% IC 95% 7.2% a 9.0%) o terapia antiviral más inmunoprofilaxis combinada (0.3% IC 95% 0.1% a 0.5 %).
Calidad de la Evidencia: La revisión sistemática posee algunas fortalezas metodológicas. Se realizó una búsqueda amplia de la literatura, la selección, extracción de datos y evaluación de riesgo de sesgo se realizó por duplicado, se proporcionaron las características de los estudios incluidos, al tiempo que se declararon los conflictos de interés por parte de los autores de la revisión3. No obstante, la evidencia posee limitaciones que afectan nuestra confianza en el efecto4,5. Al respecto, algunos estudios presentan alto riesgo de sesgo para los dominios selección de los participantes, evaluación de la exposición y presencia de factores de confusión4,5. Por otra parte, también preocupa la presencia de heterogeneidad sustancial para algunos de los resultados5. Por todo ello y con base a lo expuesto, podemos afirmar que nos encontramos ante evidencia de muy baja calidad acorde a la metodología GRADE5.
Conclusiones: Evidencia de muy baja calidad sugiere que, cuando se compara frente a no tratamiento, todas las intervenciones farmacológicas disminuyen la incidencia de transmision vertical para hepatitis B. Quizás la intervención más efectiva, es el uso de terapia antiviral más inmunoprofilaxis combinada.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
Referencias
Fu CY, Wan L, Shen PY, Wang LZ. Feasibility of immediate removal of urinary catheter after laparoscopic gynecological surgery for benign diseases: A meta-analysis of randomized controlled trials. Int J Gynaecol Obstet. 2022 May 26. doi: 10.1002/ijgo.14283.
Objetivo: Evaluar la seguridad y la efectividad del retiro inmediato del catéter urinario posterior a cirugía ginecológica por laparoscópica en pacientes con patología benigna.
Diseño: Revisión sistemática de la literatura. Se incluyeron ensayos clínicos controlados en paralelo, la búsqueda se actualizó el 30 de diciembre de 2021 y se realizó en bases de datos electrónicas (MEDLINE, Embase, CENTRAL, Web of Science y Wanfang). La pesquisa se extendió a ClinicalTrials.gov al tiempo que también abarcó búsqueda en bola de nieve. La selección de los estudios, la extracción de los datos y el análisis del riesgo de sesgo, se realizó de forma independiente por dos autores; las discrepancias se resolvieron mediante consenso y se evaluó el riesgo de sesgo utilizando los dominios del instrumento RoB sugerido por el grupo Cochrane.
Escenario clínico: La búsqueda de la literatura recuperó seis estudios, los cuales fueron conducidos en países de altos ingresos tales como China, Holanda y Taiwan.
Participantes: Los estudios reclutaron población adulta a quienes se les realizó cirugía ginecológica por laparoscopia secundaria a patología benigna bajo anestesia general.
Intervención: La intervención consistió en el retiro del catéter urinario inmediatamente posterior a finalizar el procedimiento. Por su parte, el grupo control se expuso a retiro diferido de la sonda, definido como dejar el catéter por seis o más horas luego de la intervención.
Desenlace Crítico Evaluado2: Los desenlaces de interés para esta revisión fueron la incidencia de retención urinaria, la proporción de pacientes que desarrollaron infección urinaria, el tiempo a la primera deambulación del paciente, la magnitud del dolor referido por el paciente y la estancia hospitalaria en días.
Resultados: Se recuperaron seis estudios con 703 participantes. Los experimentos fueron conducidos entre 2006 y 2021, sin que los autores de la revisión mencionen las fuentes de financiación para los estudios incluidos. Los experimentos reclutaron mujeres mayores de 18 años programadas para cirugía laparoscópica por patología benigna bajo anestesia general. Los procedimientos quirúrgicos realizados con mayor frecuencia fueron miomectomía, ooforectomía, salpinguectomía, liberación de adherencias pélvicas, histerectomía o histerectomía vaginal asistida por laparoscopia. Los estudios incluidos excluyeron participantes a quienes se les realizó procedimientos concomitantes para el tratamiento de incontinencia urinaria o prolapso de órganos pélvicos o que experimentaron complicaciones intraoperatorias tales como lesión vesical o sangrado. A partir de los resultados de esta revisión se puede establecer que, cuando se compara frente al retiro diferido, el retiro inmediato quizás se asocia con una menor incidencia de infección urinaria (Razón de Riesgos [RR] 0.29; IC del 95% 0.14 a 0.61) y con un menor tiempo a la demabulación (Diferencia de Medias [DM] -12.25 horas; IC del 95% -1.93 a -22.57 horas). No se encontraron diferencias aparentes entre los grupos, en términos de la frecuencia de retención urinaria (RR 1.51; IC del 95% 0.37 a 6.18), la magnitud del dolor (DM -0.18; IC del 95% -0.60 a 0.25) o en la estancia hospitalaria (DM -0.7 días; IC del 95% -2.90 a 1.50).
Calidad de la Evidencia: La revisión sistemática posee algunas fortalezas metodológicas. Se realizó una búsqueda amplia de la literatura, la selección, extracción de datos y evaluación de riesgo de sesgo se realizó por duplicado, se proporcionaron las características de los estudios incluidos, al tiempo que se declararon los conflictos de interés por parte de los autores de la revisión3. No obstante, la evidencia posee algunas limitaciones que afectan la confianza del efecto4,5. Al respecto, algunos estudios presentan alto riesgo de sesgo para los dominios enmascaramiento de los participantes, el personal y el evaluador de desenlaces4,5. Por otra parte, también preocupa la presencia de precisión para algunos resultados manifiesta en la amplitud de los intervales de confianza junto a la presencia de heterogeneidad sustancial5. Por todo ello y con base a lo expuesto, podemos afirmar que nos encontramos ante evidencia de muy baja calidad acorde a la metodología GRADE5.
Conclusiones: Evidencia de muy baja calidad sugiere que, el retiro inmediato del catéter urinario quizás se asocia con una menor incidencia de infección urinaria y con un menor tiempo a la demabulación sin diferencias aparentes en la frecuencia de retención urinaria, la magnitud del dolor o en la estancia hospitalaria.
Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co
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