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ACOG Practice Bulletin de Abril de 2020

  • admin
  • abril 22, 2020

ARTICULOS DEL MES

Obstet Gynecol. 2020 Apr;135(4):e149-e159. doi: 10.1097/AOG.0000000000003764.

Operative Vaginal Birth: ACOG Practice Bulletin, Number 219

No authors listed. PMID: 32217976. DOI: 10.1097/AOG.0000000000003764

1

Abstract

Parto vaginal operatorio

A pesar de los cambios significativos en el manejo del trabajo de parto y el parto durante las últimas décadas, el parto vaginal quirúrgico sigue siendo un componente importante del manejo del trabajo de parto moderno, representando el 3.3% de todos los partos en 2013. El uso de fórceps obstétricos o extractor de vacío requiere que un obstetra u otro proveedor de atención obstétrica esté familiarizado con el uso adecuado de los instrumentos y los riesgos involucrados. El propósito de este documento es proporcionar una revisión de la evidencia actual con respecto a los beneficios y riesgos del parto vaginal quirúrgico.

Recomendaciones y Conclusiones

Las siguientes recomendaciones y conclusiones se basan en evidencia científica buena y consistente (Nivel A):

• Los fórceps y los extractores de vacío tienen un bajo riesgo de complicaciones y son aceptables para el parto vaginal quirúrgico.

• Es más probable que se logre un parto vaginal con fórceps que con extractores de vacío; sin embargo, los fórceps tienen más probabilidades de estar asociados con desgarros perineales de tercer y cuarto grado.

• No se recomienda la episiotomía de rutina con parto vaginal quirúrgico, debido a que se ha informado una mala cicatrización y molestias prolongadas con la episiotomía mediolateral, y debido a la asociación de episiotomías de la línea media con un mayor riesgo de lesión del esfínter anal y la extensión hacia el recto.

Las siguientes recomendaciones y conclusiones se basan en evidencia científica limitada o inconsistente (Nivel B):

• El parto vaginal quirúrgico está contraindicado si la cabeza del feto no está descendida, se desconoce la posición de la cabeza del feto, o si se sabe o se sospecha que un feto vivo tiene una condición de desmineralización ósea (p. Ej., Osteogénesis imperfecta) o un trastorno hemorrágico (p. ej., trombocitopenia aloinmune, hemofilia o enfermedad de Von Willebrand).

• Una prueba de parto vaginal quirúrgico es una opción apropiada en una situación en la que el obstetra o el proveedor de atención obstétrica siente que las posibilidades de éxito son altas, pero debe estar preparado para abandonar el intento si no se produce un descenso apropiado.

• El uso secuencial del extractor de vacío y las pinzas se ha asociado con un aumento de las tasas de complicaciones neonatales y no debe realizarse de forma rutinaria.

• Es más probable que ocurra cefalo-hematoma a medida que aumenta la duración de la aplicación de vacío.

• Las entregas de fórceps medios y fórceps rotacionales son opciones apropiadas en circunstancias clínicas seleccionadas.

Las siguientes recomendaciones y conclusiones se basan en evidencia científica limitada o inconsistente (Nivel C):

• Se desaconseja la extracción al vacío para edades gestacionales menores de 34 semanas, aunque no se ha establecido un límite inferior seguro para la edad gestacional.

• Para el feto que manifiesta signos de compromiso en la segunda etapa del trabajo de parto, el uso oportuno y calificado del parto vaginal instrumental tiene el potencial de disminuir la exposición a los insultos intrauterinos y podría disminuir la contribución de los factores intraparto que conducen a la encefalopatía neonatal e hipóxico. encefalopatía isquémica

• Los proveedores de atención neonatal deben conocer el modo de parto para observar posibles complicaciones asociadas con el parto vaginal quirúrgico.

Obstet Gynecol. 2020 Mar;135(3):e138-e148. doi: 10.1097/AOG.0000000000003712.

The Use of Hysteroscopy for the Diagnosis and Treatment of Intrauterine Pathology: ACOG Committee Opinion, Number 800

No authors listed. PMID: 32080054. DOI: 10.1097/AOG.0000000000003712

2

Abstract

El uso de la Histeroscopia para el diagnóstico y tratamiento de la patología intrauterina

Este dictamen del Comité proporciona orientación sobre los usos actuales de la histeroscopia en el consultorio y la sala de operaciones para el diagnóstico y tratamiento de la patología intrauterina y las posibles complicaciones asociadas. Las consideraciones generales para el uso de la histeroscopia diagnóstica y quirúrgica incluyen el manejo de medios de distensión, el momento para una visualización óptima y las preparaciones cervicales.

En mujeres premenopáusicas con ciclos menstruales regulares, el momento óptimo para la histeroscopia diagnóstica es durante la fase folicular del ciclo menstrual después de la menstruación. El embarazo debe ser razonablemente excluido antes de realizar la histeroscopia. No hay pruebas suficientes para recomendar la maduración cervical de rutina antes de la histeroscopia diagnóstica o quirúrgica, pero puede considerarse para aquellos pacientes con mayor riesgo de estenosis cervical o aumento del dolor con el procedimiento quirúrgico. En ensayos aleatorizados, los pacientes informaron una preferencia por la histeroscopia basada en el consultorio, y los procedimientos basados en el consultorio están asociados con una mayor satisfacción del paciente y una recuperación más rápida en comparación con la histeroscopia quirúrgica basada en el hospital.

Otros beneficios potenciales de la histeroscopia en el consultorio incluyen la conveniencia del paciente y del médico, evitar la anestesia general, menos ansiedad de la paciente relacionada con la familiaridad con el entorno del consultorio, la rentabilidad y el uso más eficiente de la sala de operaciones para casos histeroscópicos más complejos. La selección adecuada de pacientes para procedimientos histeroscópicos en el consultorio para mujeres con patología uterina conocida se basa en un conocimiento profundo y la comprensión de la patología objetivo, el tamaño de la lesión, la profundidad de penetración de la lesión, la disposición del paciente para someterse a un procedimiento en el consultorio, habilidades médicas y experiencia, evaluación de las comorbilidades del paciente y disponibilidad de equipos adecuados y apoyo al paciente. Tanto el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) como el American Association of Gynecologic Laparoscopists (AAGL) están de acuerdo en que la vaginoscopia puede considerarse al realizar la histeroscopia en el consultorio porque los estudios han demostrado que puede reducir significativamente el dolor del procedimiento con una eficacia similar.

Los regímenes de analgesia por histeroscopia de consultorio comúnmente descritos en la literatura incluyen un agente único o una combinación de múltiples agentes, que incluyen un anestésico tópico, un medicamento antiinflamatorio no esteroideo, acetaminofen, una benzodiacepina, un opiáceo y el bloqueo intracervical o paracervical, o ambos. Según la evidencia disponible actualmente, no existe una diferencia clínicamente significativa en la seguridad o efectividad de estos regímenes para el tratamiento del dolor en comparación entre sí o con placebo. La seguridad y la comodidad del paciente deben priorizarse cuando se realizan procedimientos histeroscópicos en el consultorio. Los pacientes tienen derecho a esperar el mismo nivel de seguridad del paciente que está presente en el hospital o en el entorno de cirugía ambulatoria.

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  • admin
  • abril 22, 2020

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Seguridad y efectividad del uso de Lopinavir-Ritonavir para el manejo de los pacientes con enfermedad severa por Covid-19

  • admin
  • abril 22, 2020

Cao B, Wang Y, Wen D, Liu W, Wang J, Fan G, et al Trial of Lopinavir-Ritonavir in Adults Hospitalized with Severe Covid-19. N Engl J Med. 2020 Mar 18. doi: 10.1056/NEJMoa2001282.

Objetivo: Evaluar la seguridad y la efectividad del uso de Lopinavir-Ritonavir para el manejo de los pacientes con enfermedad severa por SARS-CoV-2 (Covid-19).

Diseño: Ensayo clínico controlado, no enmascarado. Se generó la secuencia aleatoria por computador implementando bloques permutados y estratificando acorde a la severidad de la falla respiratoria. Se instauró ocultamiento de la asignación por medio de un paquete estadístico virtual. Dado el contexto emergente bajo el cuál se originó el ensayo, no se enmascaró a los participantes, a los profesionales ni al evaluador de los desenlaces. El protocolo fue aprobado por el comité de ética del Hospital Jin Yin-Tan y se obtuvo el consentimiento informado por escrito de todos los participantes.

Escenario clínico: Los participantes fueron reclutadas en el Hospital Jin Yin-Tan, Wuhan, Provincia de Hubei, China, entre el 18 de enero de 2020 y 3 de febrero de 2020. El estudio fue financiado con rubros de “The Major Projects of National Science and Technology on New Drug Creation and Development and others”. El protocolo fue registrado en la base de datos de ensayos clínicos de China, bajo el número ChiCTR2000029308.

Participantes: Se incluyó población mayor de 18 años con diagnóstico confirmado de infección SARS-CoV-2 (definido como resultado positivo en la prueba de transcriptasa inversa-reacción en cadena de la polimerasa [RT-PCR] a partir de una muestra del tracto respiratorio) que cursaban con enfermedad pulmonar severa (definida como presencia de neumonía confirmada por imágenes de tórax más saturación de oxígeno (SaO2) < 94% a una fracción de oxígeno inspirado (FiO2) ambiente o razón presión parcial de oxígeno (PaO2) – fracción de oxígeno inspirado (PaO2/FiO2) menor o igual a 300 mmHg). Por su aprte, se excluyeron mujeres gestantes o en periodo de lactancia; población VIH positivo; alergia conocida o hipersensibilidad al lopinavir-ritonavir o enfermedad hepática severa.

Intervención: Los participantes asignados a la intervención, recibieron tratamiento habitual acompañado de lopinavir-ritonavir (400 miligramos [mg] y 100 mg respectivamente) cada 12 horas, vía oral o sonda nasogástrica por 14 días. Por su parte, los pacientes aleatorizados a tratamiento habitual, recibieron (según fuese necesario) oxígeno suplementario, ventilación no invasiva o invasiva, antibióticos terapéuticos, soporte vasopresor, terapia de reemplazo renal y oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).

Desenlaces Críticos Evaluados2: Los desenlaces críticos evaluados, fueron el tiempo a la mejoría clínica, definido como el lapso transcurrido desde la aleatorización hasta el incremento de dos puntos en una escala ordinal de siete categorías.

(1: paciente no hospitalizado con reinicio de actividad diaria normal; 2: paciente no hospitalizado, incapaz de reanudar la actividad diaria; 3: paciente hospitalizado que no requiere oxígeno suplementario; 4: paciente hospitalizado que requiere oxígeno suplementario; 5: paciente hospitalizado que requiere oxigenoterapia nasal de alto flujo, ventilación mecánica no invasiva, o ambas; 6: paciente hospitalizado que requiere ECMO, ventilación mecánica invasiva, o ambos; y 7: paciente que fallece); la mortalidad a 28 días; la estancia en Unidad de Cuidados intensivos (UCI); la duración de la ventilación mecánica invasiva; los días de oxígeno suplementario y finalmente, la frecuencia de eventos adversos serios. El seguimiento se realizó por 28 días, hasta el alta hospitalaria o la muerte (lo que ocurriera primero).

Resultados: Durante el período a estudio, 357 participantes fueron potenciales candidatos, pero tan solo 199 cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. De esta forma, 99 fueron aleatorizados al brazo de lopinavir-ritonavir y 100 al grupo de manejo habitual. No obstante, cinco (4%) de los participantes asignados a la intervención no recibieron la terapia antiviral, por fallecer en las primeras 24 horas (tres participantes) o por no recibir el medicamento por una violación al protocolo (dos pacientes). Tan solo un participante (1%) aleatorizado al brazo de manejo habitual, recibió lopinavir-ritonavir al décimo día de seguimiento, como una falla de adherencia al protocolo. La edad promedio de los participantes fue de 58 años y en su mayoría, se trató de hombres (60%) previamente sanos (78%), quienes al momento del diagnóstico presentaron fiebre (92%). La mediana del intervalo de tiempo entre el inicio de los síntomas y la hospitalización fue de 13 días.

A partir de este estudio se pudo establecer que, cuando se compara frente al manejo habitual, la administración de lopinavir-ritonavir quizás no reduce el tiempo a la mejoría clínica (Razón de Peligro [HR] 1.31; intervalo de confianza [IC] del 95% 0.95 a 1.85), la mortalidad a 28 días (Diferencia de Riesgos [DR] -5.8%; IC 95% -17.3% a 5.7%), la estancia en UCI (Diferencia de Medias [DM] -5 días; IC 95% -9 a 0 días), la duración de la ventilación mecánica invasiva (DM -1 día; IC 95% -4 a 2 días) o los días de oxígeno suplementario (DM 0 días; IC 95% -2 a 2 días). No obstante, el uso de lopinavir-ritonavir quizás incrementa la frecuencia de eventos adversos serios (20% para el grupo de tratamiento habitual versus 32% para el grupo lopinavir-ritonavir; p no proporcionada por los autores).

Calidad de la Evidencia3: El estudio posee varias fortalezas metodológicas. Se implementó un método válido para generar la asignación aleatoria, al tiempo que se realizó efectivamente el ocultamiento de la asignación4,5; aspectos que hacen al estudio poco susceptible al sesgo de selección. Por otra parte, el estudio presenta pocas pérdidas al seguimiento (balanceadas entre los grupos), se realizó análisis por intensión a tratar, se adhiere a un protocolo de investigación previamente definido (ChiCTR2000029308) y dado que, aparentemente no tiene “otro riesgo de sesgo” relacionado con el auspicio comercial, tampoco parece ser proclive a la presencia del sesgo de datos incompletos, reporte selectivo o de otras amenazas a la validez4.

No obstante, el estudio tiene una falencia sustancial; en virtud del contexto que da origen al experimento, no fue factible instaurar un método apropiado para enmascarar a las participantes, al personal y al evaluador de los desenlaces, haciendo al estudio proclive a la presencia de sesgo de desempeño y de detección4,5. Por otra parte, también preocupa muy seriamente la amplitud de los intervalos de confianza, lo que hace al estudio susceptible a falencias en la precisión de los resultados4,5. De esta forma, con base en lo expuesto y acorde a la metodología GRADE, podríamos considerar que contamos con evidencia de baja calidad5.

Conclusiones: Evidencia de baja calidad, sugiere que, cuando se compara frente al manejo habitual, la administración de lopinavir-ritonavir quizás no reduce el tiempo a la mejoría clínica, la mortalidad a 28 días, la estancia en UCI, la duración de la ventilación mecánica invasiva o los días de oxígeno suplementario en pacientes con enfermedad severa por SARS-CoV-2 (Covid-19). El uso de lopinavir-ritonavir quizás incrementa la frecuencia de eventos adversos serios.

Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co

Referencias

1.Liu W, Wang J, Fan G, et al Trial of Lopinavir-Ritonavir in Adults Hospitalized with Severe Covid-19. N Engl J Med. 2020 Mar 18. doi: 10.1056/NEJMoa2001282.
2.Ministerio de la Protección Social, Colciencias, Centro de Estudios e Investigación en Salud de la Fundación Santa Fe de Bogotá, Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Guía Metodológica para el desarrollo de Guías de Atención Integral en el Sistema General de Seguridad Social en Salud Colombiano. Bogotá, Colombia 2010.
3.Higgins JPT, Green S (editors). Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions Version 5.1.0 updated March 2011]. The Cochrane Collaboration, 2011. Disponible en: www.cochrane-handbook.org.
4.Guyatt GH, Oxman AD, Vist G, Kunz R, Falck-Ytter Y, Alonso-Coello P, et al. For the GRADE Working Group.
Rating quality of evidence and strength of recommendations GRADE: an emerging consensus on rating quality of evidence and strength of recommendations. 
 BMJ 2008;336:924-926.
5.Brozek JL, Akl EA, Alonso-Coello P, Lang D, Jaeschke R, Williams JW, et al. GRADE Working Group. 
Grading quality of evidence and strength of recommendations in clinical practice guidelines. Part 1 of 3. An overview of the GRADE approach and grading quality of evidence about interventions. Allergy. 2009 May;64(5):669-77.

Efectividad del respirador N95 para prevenir infecciones respiratorias en personal de la salud

  • admin
  • abril 22, 2020

OBSTETRICIA

Radonovich LJ Jr, Simberkoff MS, Bessesen MT, Brown AC, Cummings DAT, Gaydos CA, et al; ResPECT investigators. N95 Respirators vs Medical Masks for Preventing Influenza Among Health Care Personnel: A Randomized Clinical Trial. JAMA. 2019 Sep 3;322(9):824-833. doi:10.1001/jama.2019.11645.

Objetivo: Comparar la efectividad de los respiradores N95 frente al uso de máscara quirúrgica en personal de la salud (PS), para la prevención de infecciones respiratorias en el ámbito laboral.

Diseño: Ensayo clínico por conglomerados, multicéntrico pragmático. Se generó la secuencia aleatoria por computador, estratificando acorde al sitio y servicio en donde se realizó la atención médica. Se instauró ocultamiento de la asignación por medio de un paquete estadístico. La secuencia de asignación aleatoria de diseñó para que cada participante en cada temporada tuviera la misma probabilidad de ser asignado al respirador N95 o a máscara quirúrgica; se permitió a los participantes cambiar de grupo entre estaciones del año. Los investigadores fueron enmascarados a la asignación y una junta independiente monitorizó los datos del estudio. No obstante, en virtud de la exposición, no fue factible enmascarar al personal ni al evaluador de los desenlaces. El protocolo fue aprobado por el comité de investigación en humanos, adscrito al Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (protocolo # 10-NPPTL-O5XP); también se obtuvo consentimiento informado por escrito de los participantes.

Escenario clínico: Los participantes fueron reclutados al interior de los servicios hospitalarios y ambulatorios de las siguientes instituciones: Children’s Hospital Colorado (Aurora), Denver Health Medical Center (Denver, Colorado), Johns Hopkins Health System (Baltimore, Maryland), Michael E. DeBakey Veterans Affairs (VA) Medical Center (Houston, Texas) ), VA Eastern Colorado Healthcare System (Denver), Washington DC VA Medical Center y VA New York Harbor Healthcare System (Nueva York), entre el 01 de septiembre de 2011 y el 31 de mayo de 2015, con un seguimiento final al 28 de junio de 2016. El estudio fue auspiciado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., la administración de salud de veteranos y la agencia de investigación y desarrollo avanzado de biodefensa.

Participantes: El ensayo clínico se realizó en entornos ambulatorios que prestan servicios a población adulta y pediátrica con una alta prevalencia de enfermedad respiratoria aguda, incluidos los centros de atención primaria, clínicas dentales, clínicas para adultos y niños, unidades de diálisis, instalaciones de atención de urgencia y servicios de transporte de emergencia. Los participantes se caracterizaron por ser personal de salud, mayor de 18 años, empleado de tiempo completo (definidos como atención directa al paciente durante aproximadamente ≥ 24 horas semanales) que trabajaba principalmente en la institución del estudio (definido como ≥75% de las horas de trabajo). El personal debería estar expuesto rutinariamente a contacto estrecho con el paciente (menos de 1.83 metros de distancia). Por su parte, se excluyó el personal de salud con historial de condiciones médicas que impidieran la participación segura en el estudio (v.g. gestantes) o con características anatómicas que podrían interferir con el ajuste del respirador (v.g. vello facial).

Intervención: La intervención consistió en el uso de respiradores N95 (modelos 3M 1860, 1860S y 1870] y Kimberly Clark PFR95-270 y PFR95-274). Los participantes utilizaron el equipo protección personal durante un período de 12 semanas al año, que correspondía a la estación proyectada con mayor incidencia de infección respiratoria viral. Cada participante utilizó el equipo protección personal por 48 semanas consecutivas, para un total de cuatro estaciones (cuatro años). Se instruyó a los participantes para que se pusieran un nuevo dispositivo cada vez que se encontraran a una distancia menor de 1.83 metros de un paciente con enfermedad respiratoria confirmada o sospechosa. Se recomendó la higiene de manos a todos los participantes de acuerdo con las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y se vigiló la adherencia a las políticas de prevención de infecciones de dada institución. Por su parte, el grupo control utilizó máscara quirúrgica (modelo Precept 15320y Kimberly Clark 47107) junto a las recomendaciones generales previamente mencionadas.

Desenlaces Críticos Evaluados2: Los desenlaces críticos evaluados, fueron la incidencia de influenza A o B confirmada (definido como resultado positivo en la prueba de transcriptasa inversa-reacción en cadena de la polimerasa [RT-PCR] a partir de una muestra del tracto respiratorio recolectada dentro de los 7 días posteriores al inicio de los síntomas); la frecuencia de enfermedad respiratoria aguda (definida como la presencia de un sígno [rinitis, temperatura >37.8°C, adenopatías o frecuencia respiratoria >25/min] o dos síntomas sugestivos de infección respiratoria aguda [artralgias, mialgias, escalofrío, tos, diarrea, disnea, astenia, cefalea, odinofagia, espectoración, vómito, naúseas]); la proporción de personal de la salud con infección respiratoria detectada por laboratorio (definida como la detección de un patógeno respiratorio por reacción de la cadena de polimerasa o evidencia serológica de infección con un patógeno respiratorio durante el período de vigilancia del estudio) y finalmente, la incidencia de “síntomas similares a la influenza” (definida como temperatura de igual o mayor a 37.8°C en presencia de tos y odinofagia, con o sin aislamiento confirmado por laboratorio).

Los patógenos identificados por RT-PCR fueron: Coxsackie/echovirus, Coronavirus HKU1, Coronavirus NL63, Coronavirus OC43, Coronavirus 229E, Metapneumovirus humano, Rinovirus humano, Influenza A, Influenza B, Virus de parainfluenza tipo 1, 2 o 3, Virus de parainfluenza tipo 4a o 4b y Virus sincitial respiratorio tipo A o B.

Resultados: Durante el período a estudio, 479 conglomerados (servicios médicos) fueron potenciales candidatos, pero tan solo 380 (con 2862 participantes) cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. De esta forma, 189 conglomerados fueron aleatorizados al brazo de respirador N95 (1.993 participantes) y 191 al grupo de máscara quirúrgica (2.058 participantes). No obstante, dos conglomerados (servicios médicos) descontinuaron la intervención en el brazo de N95 y otros dos en el grupo de máscara quirúrgica. La edad promedio de los participantes fue de 43 años y en su mayoría, se trató de mujeres (85%) de raza blanca (51%) o hispana (16%), enfermeras de profesión (42%), auxiliares (23%), médicos (9%) o administrativos (13%). El 60% de los conglomerados fueron catalogados como de “alto riesgo para infección respiratoria aguda” por tratarse de servicios médicos en donde se estaba en contacto directo con el paciente o por realizar procedimientos tales como intubación, succión de las vías respiratorias, tratamientos con nebulizadores, aspiración nasofaríngea o de secreciones. Los conglomerados se caracterizaron por atender predominantemente población adulta (57%) al interior de servicios hospitalarios como consulta externa (69%) o de urgencias (27%).

A partir de este estudio se pudo establecer que, cuando se compara frente a la máscara quirúrgica, el uso de respirador N95 quizás no reduce la incidencia de infección por influenza (Razón ajustada de Oportunidades (ORa) 1.18; intervalo de confianza [IC] del 95% 0.95 a 1.45), la frecuencia de enfermedad respiratoria aguda (respirador N95 tasa de incidencia [IR] 619.4 por 1000 estaciones PS versus máscara quirúrgica IR 641.3 por 1000 estaciones PS; diferencia −21.9 por 1000 estaciones PS IC 95% −48.2 a 4.4), la proporción de personal de la salud con infección respiratoria detectada por laboratorio (respirador N95 IR 270.3 por 1000 estaciones PS versus 745 máscara quirúrgica IR 279.2 por 1000 estaciones PS; diferencia −8.9 por 1000 estaciones PS IC 95% −33.3 a 15.4) ni la incidencia de “síntomas similares a la influenza” (respirador N95 IR, 51.0 por 1000 estaciones PS versus máscara quirúgica IR 62.2 por 1000 estaciones PS; diferencia −11.3 por 1000 estaciones PS IC 95% −23.8 a 1.3).

Calidad de la Evidencia3: El estudio posee varias fortalezas metodológicas. Se implementó un método válido para generar la asignación aleatoria, al tiempo que se realizó efectivamente el ocultamiento de la asignación4,5; aspectos que hacen al estudio poco susceptible al sesgo de selección. Por otra parte, el estudio presenta pocas pérdidas al seguimiento (balanceadas entre los grupos), se realizó análisis por intensión a tratar, se adhiere a un protocolo de investigación previamente definido (NCT01249625) y dado que, aparentemente no tiene “otro riesgo de sesgo” relacionado con el auspicio comercial, tampoco parece ser proclive a la presencia del sesgo de datos incompletos, reporte selectivo o de otras amenazas a la validez4.

No obstante, el estudio tiene una falencia sustancial; en virtud de la naturaleza de la intervención, no fue factible instaurar un método apropiado para enmascarar a las participantes, al personal y al evaluador de los desenlaces, haciendo al estudio proclive a la presencia de sesgo de desempeño y de detección especialmente para aquellos desenlaces evaluados de forma subjetiva4,5. Por otra parte, también preocupa muy seriamente la amplitud de los intervalos de confianza, lo que hace al estudio susceptible a falencias en la precisión de los resultados4,5. De esta forma, con base en lo expuesto y acorde a la metodología GRADE, podríamos considerar que contamos con evidencia de baja calidad5.

Conclusiones: Evidencia de baja calidad, sugiere que, cuando se compara frente a la máscara quirúrgica, el uso de respirador N95 quizás no reduce la incidencia de infección por influenza, la frecuencia de enfermedad respiratoria aguda, la proporción de personal de la salud con infección respiratoria detectada por laboratorio ni la incidencia de “síntomas similares a la influenza” en personal de la salud que labora en centros de atención primaria (servicios ambulatorios) o en los servicios de urgencias.

Carlos Fernando Grillo-Ardila MD, MSc
Editor Asociado, Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Profesor Departamento de Obstetricia y Ginecología
Universidad Nacional de Colombia
Correspondencia: cfgrilloa@unal.edu.co

Referencias

1. Radonovich LJ Jr, Simberkoff MS, Bessesen MT, Brown AC, Cummings DAT, Gaydos CA, et al; ResPECT investigators. N95 Respirators vs Medical Masks for Preventing Influenza Among Health Care Personnel: A Randomized Clinical Trial. JAMA. 2019 Sep 3;322(9):824-833. doi:10.1001/jama.2019.11645.

2. Ministerio de la Protección Social, Colciencias, Centro de Estudios e Investigación en Salud de la Fundación Santa Fe de Bogotá, Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Guía Metodológica para el desarrollo de Guías de Atención Integral en el Sistema General de Seguridad Social en Salud Colombiano. Bogotá, Colombia 2010.

3. Higgins JPT, Green S (editors). Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions Version 5.1.0 updated March 2011]. The Cochrane Collaboration, 2011. Disponible en: www.cochrane-handbook.org.

4. Guyatt GH, Oxman AD, Vist G, Kunz R, Falck-Ytter Y, Alonso-Coello P, et al. For the GRADE Working Group.
Rating quality of evidence and strength of recommendations GRADE: an emerging consensus on rating quality of evidence and strength of recommendations. 
 BMJ 2008;336:924-926.

5. Brozek JL, Akl EA, Alonso-Coello P, Lang D, Jaeschke R, Williams JW, et al. GRADE Working Group. 
Grading quality of evidence and strength of recommendations in clinical practice guidelines. Part 1 of 3. An overview of the GRADE approach and grading quality of evidence about interventions. Allergy. 2009 May;64(5):669-77.

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